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Hugo Pilo: su filosofía de vida, su idea del juego, los entrenadores que lo marcaron y las experiencias en España y Brasil

Hugo Pilo dirigiendo en Planaltina de Brasil

El entrenador Hugo Pilo charló con el sitio oficial de AUDEF y contó su experiencia. Desde la tesis final para recibirse, un proyecto que luego desarrolló durante cuatro años en Uruguay Montevideo, los primeros pasos en la dirección técnica, la tarea que cumplió en dos equipos españoles, el viaje a Brasil para dirigir al Planaltina Esporte Clube que se postergó dos veces por el covid, su modelo de juego y también sobre su filosofía de vida.

Durante el repaso, destacó las enseñanzas que atesora de los entrenadores Ariel Longo, Pablo Repetto, Jürgen Klopp y subrayó el trabajo de recuperación de pelota del Barcelona de Guardiola.

Hugo se recibió en 2011 en la ACJ, cuando aún no se dictaban los cursos en el Instituto Técnico Profesional (ITP) de Audef.

El último ejercicio que realizó para recibirse, fue una tesis que consistía en el desarrollo de una escuelita de fútbol que buscaba la integración social de los niños.

Hugo contó detalles de aquella idea, que llevó a cabo en Uruguay Montevideo: “Generalmente cuando los futuros entrenadores hacen un proyecto de escuelitas de fútbol, lo que buscan es la captación para hacer dinero. Yo nací, crecí y vivo en La Teja, una zona humilde, entonces hice un estudio para hacer el proyecto, que era algo que tenía en la cabeza hacía mucho tiempo, porque muchos gurises quedaban fuera del círculo del baby fútbol, no solo por un tema de edad, sino porque no jugaban tan bien, o porque eran gorditos, o porque físicamente no estaban aptos para el fútbol después del baby. Entonces hicimos un proyecto social con la gente de Uruguay Montevideo, donde en nuestra zona de influencia captamos más de 150 niños”.

Su idea fue recrear lo que hacía cuando era niño y jugaba a la pelota en la calle, con los hermanos mayores y amigos. “Teníamos dos rangos de edades, de 6 a 9 y de 10 a 14. A través de la temática del fútbol tratamos de inculcar valores, más que nada, de convivencia social. Lo tuvimos cuatro años, lo solventaba de mi bolsillo, la Intendencia lo declaró de interés municipal pero nunca nos apoyó económicamente, solo fue el tema de promoción. Después se complicó en lo laboral y lo dejamos de lado”, recordó Hugo.

Igual no cayó en saco roto, porque su idea hará la lleva adelante una organización social del club La Cumparsita en la cancha del baby fútbol Los Magos. “Las ideas buenas no son para hacer dinero, son para que las lleven adelante en beneficio de los gurises”, expresó el entrenador.

Recordó que cuando jugaba al fútbol no quería ser entrenador “porque me dolía mucho ver cuando un compañero quedaba fuera del plantel y creía que no iba a tener el coraje de decirle a un jugador que quedaba afuera, con lo que me gustaba jugar; le huía a esa situación”.

Realizó el curso como para decir que seguía vinculado al fútbol, pero al año siguiente de ponerle punto final a su carrera de futbolista, comenzó a trabajar en Torque, en la coordinación deportiva en divisiones formativas, y el empezó a gustar.

“Ese año 2012, Saúl Rivero que estaba de técnico en Primera me llevó como asistente. A mitad de año Saúl se fue para Centroamérica y quedé como entrenador principal. Fue cuando perdimos la final del ascenso con Miramar”, narró.

Junto a Gabriel Añón dirigió en Rampla, luego en Progreso, Central y en 2019 nuevamente en los picapiedras junto al técnico argentino Toresani.

Trabajó en equipos del Interior, Wanderers de Santa Lucía, San Francisco de Canelones, Potencia en la divisional C, hasta que 2019, luego de Rampla, una empresa española lo llevó a España.

“Estuve cuatro meses en dos equipos catalanes. Hay muchos jugadores extranjeros que tienen todo el día libre porque los entrenamientos son de tardecita. Entonces yo les hacía entrenamientos específicos de finalización, definición, trabajos de defensa. Después los entrenadores hacían el trabajo global en la tarde”, contó.

Acordó un contrato hasta diciembre porque no tenía la documentación europea y viajó a Uruguay a pasar las fiestas junto a su familia. Tenía que volver en marzo de 2020 a Barcelona, pero la pandemia abortó los planes.

Ese año dirigió en el Interior y en 2021, cuando tenía los pasajes en la mano para irse a Brasil, se contagió dos veces de covid. Se recuperó y fue contratado por Colón para jugar la Liguilla. En 2022 salió la ida a Brasil, para dirigir al Planaltina Esporte Clube, un equipo de la B de Brasilia.

“Lo chiquito e increíble que es el fútbol uruguayo y lo que somos los uruguayos en mentalidad. Para nosotros tiene que ser un logro clasificar al Mundial, pero un logro que tenemos que celebrarlo por 18 de Julio con banderas y todo. Brasil tiene 27 estados que son 27 federaciones de fútbol independientes y se juntan en la Confederación, pero los campeonatos estaduales son independientes. Cada campeonato estadual, tiene cuatro y hasta cinco divisionales. Los dos primeros de cada divisional ascienden hasta llegar a la A. Los dos primeros de la A juegan el Brasileirao D, los cuatro primeros del D juegan el Brasileirao C, los cuatro primeros del C juegan el B y así sucesivamente, hasta llegar a jugar contra Fluminense, Flamengo, etc. Tenés más de 5.000 equipos profesionales. Un día me preguntaron cuántos equipos profesionales había en Uruguay, y yo pensaba 12 en la A y 14 en la B, de los cuales pocos son profesionales, los otros son semi, por decirlo de alguna forma”.

El entrenador uruguayo suele triunfar en el exterior por su conocimiento y amor propio: “Sobresalimos porque te parás 11 contra 11 frente a un equipo brasilero y te enojás si no le ganás, cuando matemáticamente las probabilidades son nulas”, manifestó.

En infraestructura también hay diferencia a favor de los brasileños. “Son 214 millones de habitantes, mucho dinero, si lo llevas al nivel del Brasileirao A, el 40% de la población de Brasil es socia de Flamengo, la cantidad de dinero que ingresa solo por cuota social; el Santos tiene 3 millones de socios, el equipo de la B de Brasilia donde estaba yo, que es un equipo chico, tiene un complejo deportivo, yo tenía una casa en el complejo, un alojamiento para 35 jugadores, el servicio de cocina, de lavandería, dos canchas cada cual mejor, una de césped sintético, una de fútbol 5, gimnasio cerrado, sala de musculación, cancha de arena, todo”.

Hugo destacó esa experiencia en Brasil. Planaltina hacía 25 años que no salía de la primera fase y con él al frente llegaron a semifinales. Perdieron 1-0 con el que luego fue campeón. “Nosotros teníamos un presupuesto de 140 mil reales por temporada y ellos un presupuesto de 140 mil reales por mes”.

Ya tiene todo conversado con el presidente para regresar al club en enero, pero aún no firmó porque tiene la posibilidad de llegar a un equipo de la A de Brasilia o de otro Estado.

Los entrenadores que requieren en Brasil “es el temperamental, no el lírico, porque a ellos fútbol y técnica les sobra”.

“Ellos reciben un gol y se caen anímicamente. Yo tengo un modelo de juego que es bastante agresivo, me gusta recuperar la pelota cerca del arco rival, por varias razones: primero porque tengo el adversario lejos de mi arco y segundo que si la recupero estoy más cerca para generar chances de gol. Hago una defensa alta de la pelota. La primera fase pasamos primeros e invictos: 9 partidos, 27 puntos y 38 amarillas. Cometimos muchas infracciones, porque la idea era esa, perdés la pelota y los primeros cinco segundos son presionar, después si no recuperaste cortás la jugada, que saquen de abajo y te reordenas. Pero ellos no sienten la falta como nosotros, entonces terminaba siempre en falta y amarilla”, indicó.

Sobre sus gustos de otros entrenadores, Hugo destacó. “La parte de la recuperación del Barcelona de Guardiola; la parte de tenencia no porque me aburre un poco, me gusta más dinámica. Me gusta Klopp, transmite mucho, labura mucho, tiene muchas jugadas de definición, es bastante directo, agresivo, no es como Guardiola que puede tener la pelota 80 minutos para ganarte 1-0. Bielsa también, no hay uno que tenga de modelo, de todos me gustan algunas cosas”, recalcó.

También destacó a entrenadores uruguayos. “De Repetto hay cosas que me gustan mucho; con él jugué en Fénix, tiene salidas por laterales con velocidad, no tanto en Nacional, pero en Independiente del Valle lo hacía muy bien, con otra característica de jugadores. Los equipos de Juan Carrasco juegan muy bien”.

Hay muchos que lo marcaron durante su etapa de futbolista: “En juveniles Ariel Longo, en cuanto a la disciplina táctica y el orden, fue un ejemplo para mi generación; Miguel Puppo, y tuve la suerte que con 82 años me dirigiera el Profe De León en Liverpool. Era un libro abierto, metodológicamente y filosóficamente, un crack. También como persona”, subrayó.

El fútbol le apasiona, por ese motivo no pone el dinero por delante antes de encarar un proyecto. “No me interesa hacerme millonario porque el día que me vaya no me voy a llevar nada. Me interesa trabajar de lo que me apasiona y llegar a fin de mes y poder ir a comer una pizza con mis hijos y no quedarme con el cargo de consciencia de que no tengo plata para pagar la luz. Esa comodidad, vivo de lo que trabajo, no me sobra nada, no me falta nada”.

Gracias al fútbol instaló un comercio de ferretería en Belvedere y se encarga de la parte administrativa y de las ventas cuando no está dirigiendo.

Por supuesto que le gustaría trabajar en un equipo de Uruguay porque “no hay nada más lindo que poder trabajar cerca de mi familia en lo que me gusta”, pero “el mercado es muy chico, yo trabajé 2019 con Toresani en Rampla y en cinco meses no cobré, cobré después cuando hice el reclamo. Y era Primera división”.

Por último, señaló: “En realidad, los entrenadores cuando salimos por primera vez lo hacemos más para mostrar el trabajo que para ganar dinero. Este año me pasó eso, le dije al presidente del club que yo iba a hacer una inversión de tiempo, de experiencias mías, para tratar de abrir el mercado. Ahora que ya mostré mi trabajo, el acuerdo tiene que ser diferente”, dijo.

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